VENDER FRUTAS, EL OFICIO NOBLE EN YUCATÁN
Las complicaciones del año que está próximo a concluir no son impedimento en la vida de una mujer de 54 años de edad, como la señora María Rosalía Chan, quien continuó adelante, trabajando todos los días como vendedora ambulante, aunque hubieron meses que no pudo salir ahora que se habilitó, volvió esperanzada que las cosas mejoraran, sólo que se debe pensar más en las prioridades de la vida.
“Desde los 8 años de edad veía a mi madre vendiendo en las calles y en el parque de la Amalia” cuenta Doña María quien se casó a los 15 años, y durante su matrimonio tuve 6 hijos.
“Para poder mantenerlos me acorde de mi madre y agarre mi palangana y empecé a vender de casa en casa, hasta que unos albañiles me dijeron que construirían un super mercado, aquí sobre la Avenida Itzaes, y gracias a eso he podido trabajar y tener para mantenerme” cuenta con orgullo la entrevistada.
La situación para Doña María no ha sido fácil, debido a la pérdida de su esposo hace algunos años, pero con una sonrisa en la cara despacha a sus clientes, y contenta expresa “gracias a Dios por la vida y la salud y por tener un espacio para poder vender mis frutas, chicharrones, semillas y dulces”. Ella se encuentra todos los días a partir de la 1 de la tarde en la calle 75 aún costado de un conocido supermercado.
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